El corazón en la mesa

Al final del pasillo, ya es de noche
hace falta dejar el corazón en la mesa
quitarse la camisa de la derrota,
cerrar los ojos fuerte, hasta salir llorando.

Duele la noche cuando a uno
lo hacen un desconocido,
yo sólo habito el desvelo
que me dan las horas de insomnio
y la luna ya de nada nos sirve.

Al final de la noche sólo un pasillo
las puertas aplazan el tiempo,
la soledad siempre visita las casas vacías,
tal vez aún necesito el amor
pero tú elegiste cual iba a ser mi derrota.

Al final de la noche y del pasillo, sólo yo,
llegaré a la mañana con la ceniza del presente,
donde una huella todavía te recuerda,
estás en la resistencia de un pensamiento
en una ráfaga de ojos que aún te busca.

Miro mi corazón, sigue en la mesa
su latido tiene el esfuerzo de un enamorado,
todavía no sabe que la verdad es mentira,
mis ojos tiene el sueño que da la vida
saben que quizás es mejor cerrarse para siempre.

Y sé que en cada noche que me queda,
la derrota siempre lava la cara del que pierde
pensar en la impaciencia que no tiene ya un beso
y aprender sin tener nada en el pecho
ya que el corazón sigue en la mesa.

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