El Conde y sus Cristos
Sin dar pie a la tortura, me pregunto
después de presenciar un gran tormento
si es que existe algún punto,
al que llegar después de ver tal llanto,
quizás llamarlo un punto de quebranto,
sufrir desesperado,
de quien siempre debió ser bien tratado,
más nunca escuchó la palabra clemencia,
fue siempre humillado y maltratado.
Cada noche se escucha algún lamento
la justica no está, o ya está dormida,
y el llanto tan callado,
y ver querer sufrir al desalmado,
y preguntar si tú, con mano herida,
capaz puedas actuar, volver difunto,
al que otrora dañara la inocencia,
sin ningún temor, con indiferencia,
que el criminal reciba un escarmiento,
y que al final de justicia servida,
lo cubra todo un manto
o se lo lleve el viento.
-ALDA-
(Silva)