El cielo, tan azul, me reconcilia
con la vida, con todo lo que he sido;
desorienta las voces, el rugido
de los tercos demonios, la vigilia,
sangrante, donde el mundo nos exilia
de la patria sagrada, del sonido
de la dicha, del eco descendido,
tan dulce y tan preciso, que me auxilia.
La mañana me dona los ardientes
instantes que refrendan, tan urgentes,
la plenitud del tiempo y su latido.
Todavía, quizá, pueda salvarme,
pueda,Señor, de nuevo, reencontrarme;
ser feliz, otra vez, ya con sentido.
7 Me gusta
Buen soneto en forma y contenido. Buenos días don Pedro
1 me gusta
Un soneto como una oración
saludos
1 me gusta
Más que una oracion es un agradecimiento. Gracias por tus palabras. Saludos.
1 me gusta
¡Amo los Sonetos!
Me gustó desde el título, pero la estrofa final es otro nivel, para mí, me encantó:
¡Bravo, bravo!

2 Me gusta
Todo el soneto un encanto. Con mensaje y versos bien escogidos, que se hacen sentir y disfrutarlos.
Abrazos
1 me gusta
Sinmi
7
Sin duda, el cielo habla y calma nuestra alma. Saludos cordiales. 
1 me gusta
Muchas gracias por tus palabras. Un saludo.
Muchas gracias por tus amables palabras y me alegra que te haya gustado. Un saludo.
1 me gusta
Gracias por tu comentario siempre muy enriquecedor. Saludos.
Gracias, sin duda es así. Saludos.
1 me gusta