Miro mis manos y por primera vez
noto el bosque que hay en ellas;
la madera del apuntalamiento es hoy
materia de creación.
Miro mis manos
y comienzo a conocerles
cada historia, cada roca y los cañones
que el río se encargó de labrar.
Manos que guardaron mis ojos
trasnochados y dóciles. Manos
de labrador que en las noches
escribía sus tristezas
como quien recoge espinas.
Miro mis manos que hasta hoy
han servido para el bien
y no saben cómo cambiar
la ruta del puñal.
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Muy bella descripción poética de ese mundo, de ese hacer que guardan las manos!!!
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Muchas gracias por tu comentario, @Minada
Hasta hoy han servido para el bien 
pues espero que sigan haciendo lo mismo : “crear poesía”
Saludos,
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Precioso poema! Manos que construyeron toda una vida…

Un saludo, compañero!
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Así será siempre, @Selene.Arte, que no quepan dudas. Gracias por comentar. Abrazo poético.
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Muchas gracias por la gentileza de tu comentario, @mariaprieto. Abrazo.
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Qué bello, me encanta el título que le has dado al poema.
“Manos que guardaron mis ojos
trasnochados y dóciles. Manos
de labrador que en las noches
escribía sus tristezas
como quien recoge espinas.”
Las manos guardan la historia vivida.
Bello poema
Saludos. Noel.
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Muchas gracias, Magdalena.
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