El blanco muerto

Ahí estaba lo blanco
que siempre había existido desde el principio del tiempo
como la posibilidad de un lienzo abierto…
hasta que llegó el pintor
destruyéndolo
y de toda esa masacre coloreada
de malvas purpúreas
azules liliáceos
verdes innombrables
o del hervor en esos rojos truénicos
se fueron condensando
la pasividad de paisajes de ensueño
desnudos ideales
o de rostros esquivos
que nos miran indiferentes
desde la seguridad del otro lado
con su ambiguada sonrisa de Gioconda
que nada teme.

Para crear
—siempre—
primero hay que destruir lo blanco.-

Chane García.

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