Es un ángel malvado tu cariño,
se enreda en el satén de mi corpiño.
Al calor de sus alas se congelan
todas mis presunciones.
Rabdomantes tus dedos
descubren la humedad
que irradian mis pasiones
y en la constelación de besos tuyos
he perdido los miedos,
peco de desmedida liviandad.
No me interesará la humanidad
absorta en el vaivén y tus murmullos.
Las ganas retenidas se rebelan,
¡ciñes mi libertad!
Y soy tan realista
que creo en lo imposible
bebiendo de tu esencia el ectoplasma.
¡Qué más materialista!,
si en este amor se palpa lo intangible.
Se borran del pasado los fantasmas.
(Autora: Marta María Requeiro Dueñas).