Podría iniciar diciendo, que lo mejor del amor es que sea de otro, que sea ajeno y no irrestrictamente nuestro, sería un planteamiento audaz, pero mentiría, porque el amor tiene competencia fisiológica y como tal, se hace natural en la entidad humana, no solo desde el principio biológico individual que envuelve a cada ser, sino también desde la percepción del elemento de juri en modo colectivo, donde los humanos, se asocian para cohabitar alrededor de intereses comunes.
En los registros de las cosas conceptuales y no tangibles, el amor, antecede a la muerte. No por la simple interpretación literal del significado de la existencia como cosa orgánica, sino por su deducción lógica, al suponer, que no somos capaces de amar todo lo que existe. Pero todo lo que existe, es susceptible de morir, incluso una piedra, (que es una cosa física ya muerta) puede volver a morir, puede morir —aún más— de lo muerta que ya padece. Partiendo de la premisa de que la muerte implica desaparición del espacio, y renuncia a la interacción dinámica temporal.Si una roca es fragmentada, micronizada, pulverizada de tal manera que sus partículas alcancen propiedades volátiles y evaporables. Estamos presenciando la muerte de algo ya muerto. De allí que el carácter meta organico de la muerte, es en todo caso posterior a la existencia; y sí el amor, es efímero, circunstancial y orgánico (Absolutamente imperfectible y perecible) desde luego que es necesaria su existencia primaria, para posteriormente, como toda cosa física o conceptual extinguible; morir.
La muerte no antecede a nada, de ser así, nada tendría la factibilidad de existir.
El amor por el contrario, es un germen primigenio, se manifiesta antes de la vida y después de ella, está presente en todo simiente creativo adoptando bifurcaciones emocionales de diversas nomenclaturas, puede que no esté en todas las instancias de los objetos que pueblan el universo, pero es necesaria su presencia; por eso digo, que lo mejor, es cuando es de todos los que nos miran, de todos los que nos persiguen, de todos los que nos aniquilan de todos los que nos esclavizan…de todos. Pero estoy mintiendo; también quiero, dentro de esa insuperable mortalidad del amor, que sea mío.
Alguien tan especial como tú siempre tendrá amor para dar y recibir. En otro orden este es una prosa de profundas reflexiones, de conceptos, digno de un concurso . Abrazos con amor para ti, que por cierto aún no ha muerto ni morirá
Hermoso leerte en estas reflexiones filosóficas alrededor de ese sentimiento que está ahí, qué lo sentimos, lo damos, pero que no lo tocamos y que de alguna forma lo necesitamos, por el nos movemos, sólo él vence la muerte y todas las tormentas interiores y exteriores que surgen. Besitos y abrazos.
Aquí es el colofón. Todo interesante, al máximo, y al llegar el final, paf… como internar en las venas tu visión de todo este resumen en concepto, objetivo. Te felicito de todo corazón, me gustó muchísimo, de verdad. Felicidades.
Admiro tu filosofía y la manera que tienes de filosofar en las distintas modalidades literarias, porque hay filósofos que no saben filosofar, y resulta especialmente agradecido que tu filosofía se exponga de forma agradable para el lector sin perder profundidad en el discurso. Gracias por compartir esta obra. Abrazos!
Gracias Juan, en realidad no aspiro a lograr tratados filosóficos documentados en las tesis existentes, sino responder a dictados que me hace el subconsciente sobre temas determinados. Me contenta que sea de tu agrado y tu palabra me anima a seguir con los remos en movimiento, abrazos.
Así es Domingo. Una profunda reflexión del amor. Que finalmente concluyes con la necesidad que todos seamos los propietarios del amor.
Bella e interesante prosa poética!
Saludos cordiales!
Gracias Nora ,por tus generosos conceptos. Gracias por la comprensión y por hacerte cómplice de estas elucubraciones dónde transitamos como errantes humanos que no hallamos que hacer con la conciencia. Gracias Nora hermosa.