El amor en la encrucijada

Creyendo que pareces tan coqueta
a diario me replicas con desprecio,
porque bien que manejas el trapecio
exhibiendo tus músculos de atleta.

Y tan bien te recoges la coleta
que con descaro ya le pones precio,
pensando que cualquier humilde necio
te vaya a resolver la papeleta.

Tan vana te paseas por el mundo
que al propio roble dejas enredado
al defender tu excéntrico albedrío,

si cambiando de dios en un segundo
a quien te quiso dejas bien plantado
sin encajar siquiera el desafío.

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