El acento

Nunca se oía el habla, tan gastada,
dulce y densa, en las voces
oscuras de la radio.
Se sentía el acento,
disciplinado y neutro,en la callada
tristeza de las casas,
de las tibias cocinas sin los niños,
ya muchachos, que fueron
a beber ese vino, amargo,
esa renunciación
en pos de una aventura, de otra nada,
con tal de no morirse
esperando ese cambio que no llega.

Entre músicas fáciles
y ritmos de la jungla,
alzan sus voces, ríen
y olvidan - un momento - lejanías
y llantos y se embriagan,
y no ven a los jueces,
severos, que maldicen su pobreza,
su acento, y los condenan
por esa condición
de extranjeros sin patria,
de sucios jornaleros sin memoria.

El acento señala,
todavía, a los hijos de aquellos,
como a rancios esquejes,
como a perros sin dueño,
que nunca, por decreto,
serán bien recibidos.

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Gran inspiración :clap::clap::clap:

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Tan cierto esto… Gracias! :clap: :heart:

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Gran poema! Cierto es todo lo que dice.

Huyendo de la miseria y buscando paraísos sin encontrarlos…
Apátridas, el acento los delata.

Saludos, José Antonio.

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Muchas gracias por tus amables palabras.

Muchas gracias por tu comentario. Este poema
parte del hartazgo que me consume al oír, día sí día también, la polémica sobre las hablas andaluzas. Al
tratarse del acento de una de las regiones más
desfavorecidas de este país, se sigue identificando
al hablante con el paria. No tenemos suerte en
el reparto de acentos, como en otras tantas cosas. Un saludo y perdón por la perorata.

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Cierto y parece que eterno. Muchas gracias por tu
comentario. Un saludo.

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Estoy muy de acuerdo con lo que dices!
Ese acento que tenemos los del sur, extremeños y andaluces, tantas veces ha sido ridiculizado en parodias burlescas que esconden un sentimiento clasista y lleno de prejuicios, de una superioridad cultural y económica que no es tal…vayamos donde vayamos.

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Ilustrativa propuesta —aplaudo.

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Muchas gracias por el comentario. Un saludo.