Me lo repitieron
las lágrimas
con tantas derrotas
infringidas a mis sueños
No, no esperes
a que los milagros
se posen en tus labios
prendiendo besos
así, sin más
mientras te lamentas
una y otra vez,
de tus infortunios
desde esa nada
donde te has fortificado,
con las manos ociosas
y los ojos contemplativos
No, así no
me insistieron,
la vida, tantas veces
se despierta exquisita
y hasta exigente
que demanda
que la moldees
al abrigo de tus esfuerzos,
que la mimes
en la desazón del insomnio,
o que la levantes
si cae en las tinieblas,
tejiéndola
con los hilos
de la plena dedicación
hasta vestirla,
esta vez sí
con tu propio milagro
Uff, preciosos y reflexivos versos, poeta!!! Un gusto pasar y disfrutar de tu escrito. Aplausos. Un abrazo.
“…que la moldees
al abrigo de tus esfuerzos,
que la mimes
en la desazón del insomnio,
o que la levantes
si cae en las tinieblas,
tejiéndola
con los hilos
de la plena dedicación
hasta vestirla,
esta vez sí
con tu propio milagro”
Energía positiva puesta en movimiento por la aceleración de reconstrucciones espontáneas,que le dan sentido a la vida, muy valioso este poema para fortalecer nuestras suficiencia. Abrazos y Aplausos.
Te ha salido redondo Ana María. La vida es lucha constante por intentar ser lo más feliz posible y, quien así no lo entienda, nunca la disfrutará plenamente. Me encantó este poema, una lección de vida y de esperanza.
Hermoso poema, amiga! No hay milagros, hay que trabajarlos desde el propio yo, y cuesta, claro que cuesta…pero merece la pena.
Una lección de vida este poema!! Te felicito!
Nadie dijo q la vida era fácil, solo hay que vivirla lo mejor que se pueda . “Eudemar Santos dijo: como vaya viviendo vamos viendo” , así se “edifican los milagros” de la vida, un día a la vez.
Abrazos, como siempre mis respetos y gracias por el tema.
Ya eres magia. La clave de sol no está en la vida, está en la mirada. Y tu mirada es de amor. Gracias por conmoverme. Abrazo de esos que duran un poquito más.
Wow, qué belleza. Así es querida amiga, hay que edificar milagros día a día con nuestras propias manos y no esperar a que bajen del cielo. Muy reflexivo y bello poema. Abrazos cariñosos.