Ecos
Lancé mi voz al vacío,
la estadía se hizo eterna.
Rutina de escalofrío
cual mito de la caverna.
Mi suerte es la de un impío
en penumbras, sin linterna
que ilumine lo sombrío
de este mal que me consterna.
Ocurrió así como así,
todos los días son hoy.
Sin pensar me sumergí
en mi ego y el “yo soy”.
No puedo escapar de aquí,
¿Se pregunta dónde estoy?
Oculto dentro de mí,
sin saber como me voy.
David Contreras
Valencia, Venezuela
(09-02-22)