“Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres”.
(Lope de Vega. Soneto a Jesús crucificado)
Ved a Cristo. Miradlo entre decurias
de soldados, ceñida su cabeza
con burlesco laurel de realeza
recamado de espinas y de injurias.
Ved su carne, mordida en su pureza
por la tralla procaz de las lujurias.
Ved sus ojos, remanso de las furias
de un rencor erizado en su vileza.
Ved al Hombre, giboso bajo el peso
lacerante de un mundo embrutecido,
macerar con su sangre tal exceso.
Ved a Dios cual gusano escarnecido
anhelar que en sus llagas ponga un beso,
para abrazarme en su perdón ungido.
Referencia al Evangelio:
"Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran. Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con un manto de púrpura. Y se acercaban a él y le decían:
-¡Salve, Rey de los judíos!.
Y le daban bofetadas. Pilato salió de nuevo fuera y les dijo (…):
-He aquí al hombre.
Cuando le vieron los pontífices y los servidores, gritaron:
-¡Crucifícalo, crucifícalo!".
(Jn. 19, 1-6).
Detalle de El mural de la Pasión. Óleo sobre tabla. Nieves Luengo 2009