Dulce amor

La pena de no tenerte arrebata mis sentidos. Nuestro amor fue tan fuerte que mis ojos ya no pasan dormidos. Te fuiste lo sé…que ya no puedo tenerte…Que todo quedo en el recuerdo, paso a paso vividos. Dulce amor de mi vida, no me daba cuenta cuánto te amaba. Al partir de mi lado por siempre, amarte me resultó corto.

El silencio de mi ser es absoluto. todo luce hoy diferente: las calles, el aire, la vida parece sombría. No sé cómo expresarte ¡Cuánto te anhelo! ¡Mi vida, mi cielo, quiero decirte: te Quiero!. Dicen que el querer es poco, ¡Mas quiero tenerte!, para así solo amarte, tú y yo eternos amantes.

Me decían que el verdadero amor nunca se olvida y cuando te falta, tu dicha es perderte, para tener un reencuentro.

Éramos dos hecho uno,
éramos uno que en dos se sufrían;
éramos agua que reposa en el lecho,
éramos fuego animado por oxígeno.

Candidez tenían nuestros besos. Éramos niños jugando al amor intenso, éramos árbol de fruta madura, pizca de brisa, rocío que refresca.

En ángel te has convertido,
así te he imaginado.
Eres guarda de amor bien vivido,
eres fuego que abrasa mi alma.

Dulce amor de mi vida, no creí perderte, esperaba jugar al otoño, que a pesar del estío, regala esplendores. Alma insaciable de amores, que tal vez no saciaste del todo. Me querías toda por siempre y yo huidiza escapaba. No sabía que tanto me amabas o al menos no así tan henchido. Pero fui comprendiendo tu modo y tu amor pareció infinito.

Un alma que ama insaciable,
un alma que ama incansable,
un alma amante de amores,
que en el uno se entiende.

La vida sucedía pasando, las noches dormían en vela, los días fatigosos fluían, en esas vidas que de amor fortalecían…

El roble se convirtió en flor delicada
la rosa en montaña de acero
pulidos diamantes se hicieron,
por golpes sufridos del tiempo.

El amor no cesaba,
fluía como cascada imponente.
El silencio guardaba temores,
el dolor agotaba flaquezas;
el cuerpo vencido que cesa
y vuela al azul horizonte.

Mas las almas separadas se buscan y viniste a avisar lo extraño. Renovado tal vez te sentías, de fatigas y flagelos insanos. Me viste en el aposento la madrugada oscura, tal vez me viste con inquietud incierta. Al ver mi mirada perdida y escuchar tus clamores sin eco, las almas traspasadas sentiste y la verdad inundó al instante… Habías partido a un reino distinto y tu alma que abraza, no puede tenerme. Me dejaste, no lo sabía, no escuché tus clamores, no sentí tus fríos besos…sólo el alma inquieta sentía, esperando quizá el fatídico informe. Cuatro horas pasaron y aquella angustia era real…

El amor había partido,
el amor se fue sin aviso.
El amor se fue…
ansiando yo, el último beso…

Te fuiste vida mía y la vida se conjuga con nuevos verbos, aún sombríos, en la soledad del mundo, que un día fue de aquellos amores. Luz de mi vida…¡Encanto de gracias!, ahora inicia lo que tú me decías…Que me amarías eternamente.

El vacío de mi vida, la soledad angustiosa, ¡la ansiedad por tenerte! Sólo me llevan a amarte por siempre…Pero mi amor no cesa y mi amor está expandido!. Necesito amar aún más fuerte, para vivir esta vida sin ti…sin sentido.

Un nuevo amor he hallado,
que por siempre me esperaba.
Me seducía suavemente,
y al fín le he contestado…

Le dije que si… con toda certeza: con gozo temblante, con fuerza infinita… Me visitó un día y extasiada quedé, con paz y alegría…Nos hicimos uno… al instante, Él conmigo y yo con Él. He querido ser su esposa y feliz sólo me espera; animoso lo siento a mi lado y todo… todo… se olvida.
Se llama Jesús, ¡Si! el Nazareno. Un nuevo amor en mí ha nacido. El reino donde habitas, Él lo gobierna, dime sino, la dicha que tengo, me dice preciosa, me dice mi flor, tú y yo somos uno…recuerdo tu amor.
Te amo mi cielo, pero el cielo es de Él. Te amo mi vida, pero Él es la vida misma. Te amo mi Rey, pero Él es Rey de Reyes y Señor de Señores.

¡Oh Dulce Encanto, eres mi Tesoro!
¡Atrápame eternamente!

2 Me gusta