Cuando octubre agonice y se cuele su tarde
pesada y oscura adentro del cuarto,
cuando el sueño sea largo y la cama deshecha
señale una ausencia constante y grosera,
cuando al subir la persiana no escuche un zumbido
de alas de abejas y moscas golosas,
cuando marque el reloj las seis de la tarde
y la casa se abrase de puro silencio,
cuando el recuerdo se empeñe en borrar el latido
del tiempo burlón que habita presente…
Sabré que hay extrañas personas que logran
quitarnos el frío espacial de ser solos,
sabré que el amor a todos nos salva
del modo en que sé que sólo preciso
dos letras al lado.
Cuando mis manos no huelan al fruto que calma
mi hambre, mi sed y mi ansias de amor,
cuando el mundo se mueva sin otro sentido
que dar una vuelta tras otra sin más,
cuando sobren palabras y falte el aliento
y empiece hacer frío y todo sea nada,
cuando sople el levante y el salitre del norte
parezca una luz imposible y antigua,
cuando octubre agonice y se cuele en mi pecho
su tarde incansable de horas nostálgicas…
Sabré que hay extrañas personas que logran
quitarnos el frío espacial de ser solos,
sabré que el amor a todos nos salva
del modo en que sé que sólo preciso
dos letras al lado: