Dios le habla a una piedra
con toda la potencia de su voz.
Se tuercen los bordes del Universo
y giran las Potencias en sus asientos,
mas como todo lo creado
tiene voluntad de Ser,
la piedra no se inmuta
y la voz de Dios se pierde.
Aún el más impalpable polvo
quiere ser como es.
Me duele
pero lo resistiré.