Una mañana de julio,
quizás un martes de mercado,
aquel pirata de seis años
mirada limpia y, tras las pupilas,
un fondo de algas amarillas,
jugaba con sus barcos;
lejos navegaba el mundo.
Un regato era el mar;
los barcos, de papel.
En la cofa, vigía solitario,
sus ojos se perdían en las islas
buscando tesoros llenos
de ausencias escondidas;
no había noticia del futuro.
El horizonte: un sueño
teñido de sonidos, olas azules
salpicando aventuras.
El ruido del agua,
clara,
tapaba los sones sordos
de los tambores.
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Todo un futuro, todo un horizonte por ir descubriendo cuando atesoras la ilusión de la niñez, muy aventureros versos, poeta!!! Saludos!!!
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Precioso poema sobre esos días en los que el mundo navegaba lejos… Abrazo.
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Así es, la ilusión de la niñez crea un mundo propio, una burbuja de felicidad. Muchas gracias siempre por tu lectura
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La infancia crea sus propios mares. Gracias, Carmen. Abrazos.
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delia
12 Abril, 2021 11:38
8
Un horizonte por descubrir precioso Rafa.
Un abrazo
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Entrañable versos
Un Saludo Rafael
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Cuánta nostalgia en tus versos. Precioso poema.
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Ruache
12 Abril, 2021 20:24
11
Hermoso poema a aquella inocencia en la que todo era grande y despreocupado. Un abrazo!
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Rraffa
13 Abril, 2021 14:55
12
Muchas gracias, Delia. Abrazos.
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Rraffa
13 Abril, 2021 14:56
13
Gracias por tu comentario
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Rraffa
13 Abril, 2021 14:57
15
Así es, poeta. Un abrazo.
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