Destino

Yo no estoy diciéndole a la gente qué hacer,
para que no me digan lo que no tengo que ser.
Y pasa el mundo por todos lados, tan raudo,
o tan lento como me agobio en mi recaudo.
Sin palabras que me aplasten o me atraviesen
y aunque todos los que pasan me dijesen
que tengo que tomar la senda del destino
y forjar a fuerza de trabajo mi camino,
yo prefiero que pasen los años sin disgusto,
que por mucho que me reclamen no me asusto
de no saber qué acontecerá en el invierno,
porque si algo sé, es que jamás seré eterno,
aunque deje mi nombre por ahí regado
y en todas partes se fructifique mi legado,
pues, ese ya no seré yo, sino aquel humano
que disfrutó de cada mañana de verano
con el cielo en sus ojos y el sol en su sonrisa
y que fue tan efímero como la brisa.
Uno que no quieren que le digan que fue bueno
porque ya nada le resulta propio ni le es ajeno.

Esta estancia terrena es solo un tiento de vida,
que acaba cuando los sueños están agotados,
y aunque siempre es una apuesta perdida,
nos queda el gusto de haber lanzado los dados.

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