Después de abril

Ay, alma tuya,
que jamás sellará la mía.
Senderos peligrosos
que no sortearemos.
Sólo estaré yo
renegando de la vida
por hacerme encontrar tu corazón
cuando yo nada buscaba.

Cuántas frías mañanas
han subido
donde no quiero despertar
para no mirar tu nombre.
Cuántas veces
he anhelado despedirme.

Pero me pesa más
tu falsa verdad:
la tristeza que te empaparía.
Mas sé que en pocos meses
dejarías morir mi recuerdo.

Porque no.
Tú no me necesitas.
Son palabras huecas;
eres presa del momento,
cuando la adrenalina te captura.
Mentiras grises
que se comprueban
cada vez que no me escuchas.

En cambio yo
he perdido el sur
y la vida quieta,
dulce como noviembre,
que existió antes de nuestro abril.

4 Me gusta

Precioso… un poema precioso.

1 me gusta