Me ha pretendido insistentemente la envidia,
la miro nerviosa esconder una caja de chocolates
y un ramo de lilas
no estás aquí
y se ha parado en mi propia esquina,
qué ganas de escaparme contigo hacia el mar.
Sabes… ¿Qué es la energía?
Te cuento -;
simplemente no le soporto,
no sé a dónde me dirijo
voy demasiado contagiado de ti,
con el arpón en mi costado
de la verdadera felicidad,
tiendo a ser desordenado, vulnerable,
me he encerrado en esta fría y gris ciudad
con tus canciones y fantasías,
con tus gustos, con tus frases, con tu voz…
Hay una parte de mí
que espera vuelvas a las costas de un milagro,
me aferro a la conciencia
del amor que hemos dado,
es un salvaje ansiando cazar
pero sentado en tus piernas
y comiendo de tus bocados,
haga lo que haga
y vaya a donde vaya
te imagino en nuestro querido nido,
quizá tú lo pienses un disparate de celos,
una historia bonita,
para ti tengo otra sangre,
para eso otro nombre,
la epifanía de un instante que nunca termine,
para mi casa hedonista,
para el placer voyerista,
y el masoquista impostor.
Desistir a nosotros,
a la magia de dos como número absorto,
fabricar pesadillas exentas de coincidencias y locos,
socavar el agridulce sabor de las horas,
secuestrar al sosiego cuando el sarcasmo le haga otra broma,
precisamente inventar en mi libro una estrofa
que no sepa nunca nada de ti,
que venda el clamor del deseo,
el pavor de un te dejo,
la ansiedad de volver a tu encuentro,
y me engañe hasta mí.
