Desde el exilio III

Encontré un refugio
para los pétalos de sueños.
Tu voz suave desde un umbral latía
y el viento fresco de mi mente perseguía.

Cae la danza por la tarde y tus pupilas
contienen olas de miel azul y dorada.
Aquel lugar brillaba a la distancia
bajo la piel de tu bordada rima.

Silente noche, los pedernales duermen
pensando en nuestra clamada libertad
de ser poesía bajo el exilio.

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