Absorto en el asiento de atrás del coche,
con el verso insinuándose,
mientras sus palabras rebotan
devanean sobre la insignificancia
de sus vidas sin páginas.
Golpes en el pecho
frágiles metáforas,
no tengo de que hablar
en ese coche atestado de Sanchos.
Pero necesito dinero
para libretas y lápices
donde plasmar el sentimiento
la impotencia, el deseo, la rabia.
Así que otra semana en la rueda
anhelando llegar a la habitación
y buscar en los cajones
cualquier indicio que me acerque
a un silencio transformado en poema.
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Pasar superficialmente por la vida mundana para adentrarnos a fondo en la poesía.
Siempre buscando esos momentos mágicos de silencios hechos poema.
Me ha encantado.
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