Des Habitado

Toda mi infancia se ha derrumbado
lo que demuestra la fragilidad del nido.

¡Qué luz me trae hoy el día!

Todo mi cuerpo va en dirección contraria, no se desenreda mi memoria.
Dentro de mí no hay ni la más mínima sombra,

                  ¡ven!

Por la puerta abierta entraba el olor a la noche, suave aroma floral
y la sombra de mis actos ya no eran agradables, giraban al otro lado.

Dormiré un poco
cada detalle me aburre.
Cada campo está solo
y es ahí que mi corazón aúlla
enloquecido de que sea verdad.

Lloro siempre, en medio de esa sombra muerta
casi no hay nadie,
sé que mis ojos acechan mi intimidad.

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