En la madrugada espío
afuera de los galpones,
por si por esas cuestiones
te arrimás por el baldío.
La puerta aunque haga frío,
por las dudas nunca cierro.
Y en esta décima encierro
toda la ausencia que dejas.
¿Adónde te fuiste Orejas?
con ese nombre de perro.
Buscando en el campo abierto
cualquier dato de tu rumbo,
yo siento que me derrumbo
y en las noches me despierto.
Hoy mi vida es un desierto
y me duele lo vivido,
el corazón está herido
porque no movés la cola,
y la casa está más sola
si no escucho tu ladrido.
Es tiempo de despedirte
y el corazón se entristece,
la vista se me humedece
y hasta me parece oirte.
No tengo más que decirte
que nunca serás olvido,
debo aceptar que te has ido
corriendo por otros mundos.
No olvidaré ni un segundo
todo lo que hemos vivido.