Los caprichos no son enfermedades
que los pueda sanar la medicina,
pues cuando el pundonor se contamina
pueden aparecer las vanidades.
Que no siendo un dechado de bondades
no siempre a calcular el coco atina,
si nada más doblar cualquier esquina
a cuadrar se dedica sus verdades.
Si en la vida real no existen puentes
empezando a sentirme viejo estoy
tras presagiar el lastre de los años,
si al no poder obviar los referentes
hace ya tiempo que previendo voy
que de poco me sirven los apaños.