No olvido
todo lo bonito que viví,
lo que sigue aquí y lo que se fue,
el dolor que se instaló sin querer
y cómo lo recibí,
cómo cambié
y dejé de ser yo creyendo ser feliz
para vivir la utopía y existir;
hoy toco libros,
escribo cada día
y así puedo verme otra vez
detrás del amarillo y el negro
que yo misma escogí.
(Me repito una frase que escuché:
“¿Quién dice que no puedes sentir lo que estás sintiendo, si es justamente lo que sientes?”)