Llega de frente
con sus manos
de lienzo helado
de hiriente,
era cierto…
el grumo oceánico
la noche en vela
la propia suerte
acurrucada en la espera,
aún nos miente
sabe de todo
y la vez no entiende
por un lecho
por un vicio
todos llegamos
tan de repente.
Tal vez no la conoces
pero si escuchar
que estuvo en los cañones
del medio oriente.
Aquí la tienes
en las sombras
bajo los faros
esperando…
le dicen
la muerte.