De diáfana cascada de agua fresca
se le antoja a esta boca discernir;
con canto encadenado a la dantesca,
estampa consagrada al devenir…
Fluye y fluye la vida en la montaña,
son cristales que audaces han de huir.
Barca y remo, manéjense con maña
que el airado destino de este río,
carne y alma completas bien las baña;
y aunque el agua de causas al bravío
que nutre aquí en mi pecho dulce fuego,
me agita y electriza con el frío;
y siempre dirigido miro el juego:
calor fluye cual vida hacia la muerte,
y aguzado mi barco corre ciego.
¿El mundo acabará por ser inerte…
me arrastra la barquilla por «inercia»?,
azar, determinismo, leyes, suerte…
la vida no me alcanza para ciencia:
¡avisto ya del mar su inmensidad!,
¿habré de conformarme con creencia?
¿Qué hacer para que el río vuelva atrás?;
muerto el cauce, se funde entre millares…
ya no existe, ya es uno con la mar.
¡Mar inmensa!.. escucha mis cantares,
liquídame en tu esencia majestuosa,
soy la ofrenda, ya prende esos altares,
que gurdas una alianza muy hermosa:
copulas con el sol y das al mundo
¡cristal en agua viva generosa!
ya mátame de amor en tu profundo
devuélvele a tus hijos el raudal
¡disípame que busco ser fecundo!
33 versos endecasílabos con rima encadenada ABA, BCB, CDC,… con el penúltimo verso suelto.
Agosto 08 de 2020