Observé los muros,
las penas nunca acaban,
los perros no dejan de ladrar,
aún seguimos muertos.
Arrastrándonos por culpa de nuestra franqueza
que velamos desde el comienzo,
el otro lado de la moneda
reflejó lo salvaje,
lágrimas, sangre, carne,
todo lo que un hombre ama ser,
lo que somos en verdad.