A modo de epígrafe: Quiero llegar a viejo; pero con familia. Creo… que más que temer a encarar la muerte… me aterra en lo más íntimo, esa soledad decembrina y lombricienta que nos lame los pies en los predios la friolenta vejez desmuerta. El silencio y la soledad siempre han sido fríos… —la muerte también—.
Allí, donde el tiempo se ha roto
donde lo verde en lo robusto del verano
se nos amarilla mustio y otóñico
el hombre cansado se ahonda
se asinenta en el sillar del hábito
de los que en la plaza
ven pasar la vida con la mustiez de un viejo plácido.
Los que bajo la arrugada costra
le medio late el agotamiento
de lo que en otra edad palpitaba
con la efervescencia en la que se diluye un vano
en el rubor de las pasiones vívidas
y erectas
completamente sanguíneas.
Para él…
el verano era un tiempo que parecía que nunca iba a acabarse
en su larguez de orgías
y de mal usados albedríos rotos
sueltos y enredados
en esa liviandad con otros albedríos.
Y ahora se encorva en su destiempo
que hacia adelante avanza disminuido
se seca…
y se arruga…
como se sala una ciruela en natrón
añorando rasguñar la lozanía de un tiempo ido
de un eco sordo y repetido
hasta el mengúo de oscilaciones corazónaticas
que se empozan como metras canicadas
en el cuenco frío
donde retumba
el ensordecedor silencio de la muerte secreta
el horror de la soledad más íntima
que ningún hombre quiere llegar a sentir.
Ahora ocupa sus frías tardes de ocio
alimentando de miga —no sin mano temblorosa—
a ese cardumen voraz de enloquecidas palomas…
viendo quizá con un dejo de envidia
cómo late el protoverano
en la desprimaveración de todas esas personas nuevas.-
Precioso y sombrío poema, Chane!!
Me ha encantado desde el título, con esa tristura de la imagen de la plaza y las palomas…y el tiempo que todo lo caduca…
Bonita composición para el reto.
Un abrazo enorme, amigo!
Ahora ocupa sus frías tardes de ocio
alimentando de miga —no sin mano temblorosa—
a ese cardumen voraz de enloquecidas palomas…
viendo quizá con un dejo de envidia
cómo late el protoverano
en la desprimaveración de todas esas personas nuevas.-
Genial cierre.
El poema todo, una radiografía, o una colección de instantáneas de las etapas de la vida. Contrastando los tiempos mozos con los arrugados y desvencijados tiempos invernales que a todos nos esperan (con suerte/o quizás no) hacia el final de los días.
¡¡¡Chas gracias!!!.. Yo soy el primer sorprendido… En mí, siempre ha gobernado la Ley de Murphy: cuando me esmero en hacer un poema bien cuidado… casi que criado en incubadora… pareciera que hay algo artificial en él que nadie lo comenta —aunque, en principio no es la idea… Al primero que tiene que enamorar el poema es a mí—. En cambio, cuando escribo bocetos poemados —que es… lo que en realidad yo hago… como si tarareara una melodía en scat— el caos con que se escribió el boceto logra algunas flores.
Moraleja: Hay que escribir poesía sin detenerte a pensar… El que piensa, ¡¡pierde!!.
Sí, ese epígrafe me lo inspiró la poetiza epistolar, Marling Violeta, una caraja extraordinaria… una morenaza risueña con unos impresionantes ojos en verde gato rasguñado (ojos verdes con rasguños amarillos, negros y grises… ¡Ojos naturales obviamente!)… Marling me comentó una vez, que su mayor temor era llegar a vieja y sola: sin padre ni madre… sin pareja… sin hijos.
Cuando tú lees un poema de Marling —de hecho, la intención con que ella lo escribe, no es la de un poema sino más bien, ella busca la catarsis de un diario íntimo— te da la impresión de que estás leyendo una carta en prosa poética… muy muy buena, muy suelta y muy natural sin dejar de ser, un texto bastante erótico sin llegar a ser vulgar.
Si Marling fuese una parte del cuerpo, sería la boca… túrgida en el marco de sus labios brasileros. Si Marling fuese un gesto, sería una sonrisa de cielo abierto… como el de una amiga cuando te da un abrazo cálido.