Cautela con la bruma,
ese borde que azota tus olas,
soy ese forastero en la órbita penumbra avergonzando tus velas.
Dejando que se emocione el romance para esculpirte con su cera;
desvélate en el albur de mi relieve enfrentando diferentes lenguas.
Sexto sentido al fondo del cesto,
en la ruina de lo feroz, buscando letras rotas, levantarlas con garbo en almíbar;
delicia fulgente escalándote.
Con honda rompe mi lascivia que se esparce en la negra cuidad; descárname con el verde alameda, aliña mi gollete elaborando embriagadas caricias en algunos de esos perdidos viernes.
Inédito enigma, rígido capricho
quiero tocarte para dentro derramarme,
te obsequio el mes de Agosto en repasados folios, te esbozo en canto mientras me manifiesto en claro.
Suelo ser muy fino de corbata y lazo si prefiero; y al suelo con negro calzado,
adornado de ego, una moda con marco crítico, estilo sin precedentes, lenguaje sin límite.
Traje gris de cáñamo traje disculpas
cosidas al alma de tu sombra;
al relieve de tu boca, vanguardia atrevida sin ropa,
horizonte virginal.
Solfeo errado directo al vacío,
prólogo al filo de la navaja, ermitaño de lujo, el sonido es estruendo sin la prudencia de tus besos retumbando en la rebelde amenaza.
Teoría en prosa escrita, palabras de amantes en blanca hierba,
somos esa música mineral, paradigmas inquietos pulcros de falsa burguesía.
Enrédate en mis manos, báilame de puntas, voy rompiendo tu ropa, despacio,
pedazo a pedazo voy palpando esquinas que excitan el verano.
Respiro próximo, tentado, navegando cerca del Atlántico, por mil espacios, hablándote en castellano, te divido en sílabas creando resultados cuando en tus labios me voy posando.
Se mi sevillana y yo tus castañuelas,
un mediodía que respira este dilema,
zapatea marcha que hoy todo es alegría,
Inhóspita belleza, efímera manía.
