Daisugi
Nunca seremos los héroes de ninguna historia,
tampoco floreros de mesa,
ni sirenas feneciendo en la roca,
hay un nuevo graffiti en la calle de los gatos desorientados,
un testarudo silencio caminando con un espejo aún de nosotros,
dos orugas presintiendo la seda,
rotos, relamiendo más de una herida
en la parte de sangre de todas las cosas…
Dejaré a la borrasca empalmar un yunque a tu cuerpo
interrumpir pensamientos al dorado lucero del alba,
si he aprendido de alguien es de ti en el miedo,
ocupar un recóndito espacio,
un nihilista con las llagas del agua,
calumniar un cielo magenta mientras entralazo los dedos,
pretender un reencuentro para el verano que rezas…
Te he esperado con toda mi dermis
en el cifrado de algún laberinto,
cerrado cortinas de fuego
al conteo de todas tus señas en cada hemisferio
he partido a la hora de Agartha,
seducido a una manga de viento
eclosoniando en tu aroma,
te he soñado en un doble suicidio,
uno conmigo
y otro para el que yo fui contigo
