Cuento corto No. 3

Érase una ráfaga enamorada, tan delgada como un suspiro, tan leve como una pluma, tan esbelta como arcoíris. Suspiraba por todas las flores por eso andaba siempre impregnada, retozaba en todos los bosques por eso siempre andaba vestida de trinos. Saboreaba el follaje con su lengua transparente. Por doquier repartía cantos, destellos y aromas, de lo que estaba hecha.

Pero sucedió que comenzó a escasear el bosque y las flores y de las regiones áridas llegaron otras belicosas ráfagas, enfrascándose en un tumultuoso nudo. Trenzados en jauría ardiente se alzaron hasta los cielos. Así nacieron los tornados y ciclones.

De aquella ráfaga, por herencia, solo quedan los suspiros de los enamorados, de vez en cuando.
Ah, y la melancolía de los poetas.

3 Me gusta

¡Pero qué belleza la historia de tu ráfaga enamorada! Bella y real…
Los tumultos y las jaurías… ¡Me encantó! ⚘

Agradecido que me haya leído y le gustase.
Saludos colega.

1 me gusta