¿Cuánto vale el loro?

Roberto era un hombre de avanzada edad y era dueño de pequeño negocio de tiendas de animales. Era hablador pero no tenía muchas amistades. Verdaderas, quizás ninguna… Pero el sabía que la vida es así de injusta y la gente - mala y aprovechada. Pero el, como la mayoría intentaba aprovecharse de las “no oportunidades “ de la vida. O sea siempre cogía lo que podía pero al cambio, el no daba. Sólo pretendía dar.
Pero en realidad Roberto pensaba que es bueno y daba mas de lo que el resto se merece.
Pero los últimos años le empezaron a tratar mal. Y cada vez peor…
El nunca pensaba que todas estas pequeñas cosas que hacía
(“Porque la mayoría de la gente las hace también y nunca les pasa nada. “- era su forma de ver la vida), le habían llevado hasta aquí.
El siempre decía que la gente son desagradecida y siempre su forma de ver las cosas era la correcta. “ ¡Pero al fin y al cabo todos hacen lo mismo! ¡¿Yo voy a ser el tonto?! “- pensaba a veces el cuando estaba consigo mismo.
Pero en los últimos años las cosas empeoraron aún más. Empezó perder tanto dinero de los negocios que poco a poco cerró todas las tiendas menos una. Su mujer lo dejó. Y a final se quedó sólo con una tienda en cual tenía que trabajar el. Una manera exclusiva de la vida para enseñarte que es lo que te faltó por aprender. Si quieres verlo, ¡claro esta! Además cada vez había menos trabajo. Ya apenas le llegaban el dinero para pagar los gastos. También tenía varios préstamos por pagar. De la casa bonita con piscina que había hecho para la familia… Y ahora estaba ahí sólo.
Todas las desgracias que le pasaban el las echaba al gobierno, a la gente y a la vida en general. Nunca de cuestionó que había dado durante su existencia a los demás, para saber que esperar al cambio. Simplemente su tiempo de “cobrar” por sus hechos ya había venido, pero el no lo quería ver.
También veía que la gente le ignoraba más . Ya habían dejado de pasar por la tienda conocidos, para saludarle y charlar un rato. Ni lo buscaban "amigos para salir para una cervecita,” como en los viejos buenos tiempos “(recordaba estos años con anhelo). Roberto pensaba que esto se debe que ya no tiene dinero como antes. Ya no tenía este prestigio y la gente son interesada. Por algún lado sí, tenía razón. Esta era una da las razones pero no la primordial.
Ayer por la mañana, en la tienda entró un chico a unos 15 años. Roberto estaba alimentando la iguana que ya había crecido tanto, que seguro se iba a quedar como mascota para la tienda, porque nadie la iba a comprar tan grande. El chaval saludó y empezó a mirar los pocos animales que habían quedado. Su mirada paró a los loros. El vendedor lo miró sin mucha esperanza. De repente, el joven se giró hacia Roberto y le preguntó con brillo en los ojos y una leve sonrisita, casi invisible:
-¿ Cuánto cuesta el loro ?- y señaló el loro de Amazonas.

  • 500€ - respondió Roberto y de sus ojos salieron chispitas.
  • ¡Dame una palomas y unos rotuladores, entonces! – contestó el chico estallando de risa y salió corriendo de la tienda.
    Roberto se enfado mucho a la broma. Ya el odio que tenía hacía si mismo, sin darse cuenta, explotó hacia el mundo. Se reflejó otra vez en los demas:
    “¡Qué gilipollas! ¡ Cada vez mas cara tienen!.. Vasilandome el mocoso…¡Cómo me gustaría vivir en otro sitio! … - pensó el pobre hombre y decidió subir un poquito más los precios porque ni trabajo había suficiente, ni el podía soportar la gente. ¿De algo tiene que ganar?..
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