Hay un dolor detrás de cada grito,
de cada palabra acelerada
en miradas que acorralan,
una historia no resuelta
enterrada en voz alta,
acallada y frustrada en sí misma,
vestida de razones e indiferencia,
asustada;
y si miras de cerca,
ese volumen no habla de lo que ocurre,
sube quebrado desde el corazón
con el alma desatada
para que alguien la atienda,
abrace el llanto
y duerma su mano en las rodillas;
esa emoción se siente en el cuerpo,
y duele ahora.
Al final lo único que queremos es tener a alguien que “abrace nuestro llanto”.
Qué bonito, Marta…
Así es, verdad? Besitos, mi Walla!
Siempre necesitamos un regazo solidario para reír y para llorar. Abrazos navideños
Así es, muchas gracias por completarlo!
!!
El dolor hecho poema. Precioso Tali.
Gracias, bonita!
!!!
Así es el dolor que se nos duela por el alma, tal cual lo reflejas en tus sentidos versos, poeta!!!
¡Qué gran necesidad, siempre! Malditas prisas… Gracias, Marta.
Es un placer leete, amiga.
A tu, Joan! Y te digo sin prisa, felices días y nuevo año! !
El placer es mutuo, yo disfruto mucho tus letras!
!!
El nuestro y también el de aquellos que a veces nos gritan. Muchas gracias, Minada bonita!!
!
Este final no caerá en saco roto, casi siempre hay una mano cerca…
Hermoso poema que duele.
Duele, tanto que a veces nos quedamos en el grito del otro y reaccionamos a él, no a lo que hay detrás, quizá un ser humano dolido o desatendido. Duele mirar el dolor, pero ignorarlo duele más, creo… aunque no lo sé, claro, es sólo un pensamiento. Gracias, María, me haces repensarlo, me encantas!