CUANDO MÁS SOLA ESTOY
Al eclipse de mi embelesamiento nocturno
otro viento desubicado
levantará el polvo de tu luz y tu nombre;
Lloviznará el mediodía del alma
un himno de grandeza multicolor
a los iris insomnes de mi vejez,
pero la ausencia seguirá habitando
este cuarto de ocasiones perdidas…
Gravitará la suite de los sueños,
desangelada,
sobre los restos de la última belleza,
y en la orilla fluorescente de mi mirada,
la octava nota de tu sonrisa echará a volar.
Inexpugnable proyección
que en la epopeya de un suspiro
conjugará la poesía que me falta cuando más sola esté…
Y después de los paraísos inventados
y los añicos de estrellas,
un blues de penumbras líricas
vendrá a saldar sus cuentas con mi soledad,
lágrimoso el espejo de las evanescencias rosas.
Seré el vapor que condensa el ayer
en los cristales resplandecientes de tu silencio,
la niebla que evoca el otro lado de ti…
Me enhebraré a la seda de una palabra
para perpetuar el misterio del amor imaginario;
Argucia necesaria para seguir traduciéndote
con el argot poético de mi desvelo.
Fulgida en la orfandad de los instantes
venceré el imperio de tu sombra
con un conjuro sentimental;
Desenlace majestuoso
que aterciopelará mi melancolía machadiana
en esta ínfame sala de letras…
Y es que la marchitez de mis liras
sabe más de perfumes y limbos
cuando más sola estoy.
Yolanda García Vázquez
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