Crisis


He soñado en ti y conmigo.
Qué (in)sensato
Esperar una sombra del árbol al que nunca le da el sol.

Vencido el miedo una vez de dejar de estar solo
y recurriendo a la espera y a la sombra de una vez por todas
Yo seguramente no me moriré en París,
pero si con un poema en la mano eterna
donde a mis dedos ya no le quepan ni un adiós más

Frutillas que se notan secas y esparcidas en la madrugada
agua injerta en la espina de un Dios que no sabe hablar
ni siquiera me devuelve el vaso de incienso y de carne que le di
sino que va en retroceso de una canción gastada hasta la pupila.

Finge tu límite hasta el vasto vacío de mi ausencia en torno
al trompo del tiempo que se agita con la cuerda de una ser más.
Lo que se acaba: dentro de la ropa tuya hay huesos
y dentro de mi se ha volcado la muerte: Gracias!

Huele a uvilla y piel quemada dentro del sombrero de la estancia
Te quiero aún más cuando tu frontera no es el límite
contra el espacio y contra el tiempo no es el amor
como falsamente le decía Nietzsche: es la desesperación

Ahora me encojo en una capa de falsos huesos humanos
tras mi ropa sucia y mi corazón no usado en tres días voy
Contra los linderos, contra el tiempo.
Solo tengo en mi ojo una arruga y una sombra enfocada.

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