Coyunta

La angustia de querer llegar al tan ansiado borde
en cada empujón de la pelvis
magreándonos
al golpetear la espalda contra la complicidad del muro
ritmicando la sorda pared
jadeando mudos
tras las arterias de rosado esqueleto
con el que se otoñan las ramas del intrincado gamelotal
arbóreo
cárcel de ramas desnudas
y espinarios
como las de un viejo rosal negro
en la niñez del invierno.
Allí, entre el mordiscario frío
éramos lobos hambrientos
coyuntándonos.-

Chane García.
@ChaneGarcia.

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:clap::clap: Profundos versos. :+1::notes:

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