Corazones en disputa

Vivir la enunciación disputada y pregnante de nuestro corazón,

de los corazones

Quien pudiera hablarle en medio del más rotundo y refinado silencio…

Un silencio que en sí nunca es puro silencio

Uno que está entre la dicha y el sufrimiento

Un silencio que nos dicta de repente a reponernos y ofrecernos

que ama justamente porque una vez en él queremos colmarlo

Con el ruido de nuestros besos

Con la música cambiante y sin voz de nuestros deseos

Porque el corazón se excede y al hacerlo pide a gritos ser colmado

Pues él nunca ha querido otra cosa que compartirse

Pues haciéndolo… -sólo así- se siente pleno, saciado, lleno.

Porque dándonos, nos vaciamos…

Para rearmarnos en el retorno que siempre se disputa en la intimidad,

que no es otra cosa que habitarnos por dentro

Que acarrea como el viento siempre algo de lo mismo y algo de lo nuevo

Porque sin mandato y sin jerarquía, no me prendo y mi corazón ya carente de todo fuego

Muere, muere, muere.

Por eso, no lo olvides…

mi corazón siempre vive, vive, vive, a expensas de ti, de tu virilidad

En esa otra espera que es siempre mi vientre

Y haciéndonos, sólo así la vida en mí se prende

Porque la vida se disputa haciéndola

Viviéndola

Porque es tu carácter propio y singular,

Tu carácter genital, el que me prende.

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