Desfallecido
con las migajas de otro -
el gran generoso,
destructivo, caprichoso
Corazón extranjero…
se abalanzo
cómo notas que rasgan burbujas,
sin fiarse del mantel y de la ropa
y en un cósmico minuto
sobre un piano de cola -
Y balbuceó
el espíritu de lo exacto,
el paladar exquisito
del querido consuelo,
el sentido de dar,
la experiencia de Ser,
y cada alma olvidó -
la instrumentación de la gravedad
y la marcha de los Dioses.
Y descubrió
que en la flor no hay sacrilegio,
ni sacrificio
en el agua eterna
Nutriendo -
la felicidad sin recato,
el estallido de un trueno,
el mortífero golpe del amor,
la caricia del viento,
y la vida que cada Uno
llevamos dentro