Recuérdame que alguna vez fui
una daga encendida en tu hoguera,
una estalactita pendiendo sobre
tu sexo hecho lava ardiente,
un fauno entre tus fauces
y el juego de espejos del alma.
En ti crecían mi carne y mi sangre,
sobre la espalda humedecida
bebí lo que Baco regalaba,
y conté uno a uno los lunares
de esa tierra bajo la luna.
Recuérdame que allí planté bandera
y tuve un olvido memorable
un río que se perdió en penumbras
cuyo cauce era la vida
y una promesa rota sobre
las secas aguas de lo inolvidable.
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wow
de lava candente son estos versos que viertes sobre este bar en este día mi estimado Juanca
wow, están que queman
el resto del poema, con la misma fuerza tremenda del arranque !
te has lucido !
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Gracias amigo, la cuarentena esta que arde jajaja.
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no hombre
con esa incandescencia, que siga la cuarentena el resto del año
jajaja