Sobrevuelan las alas de la noche
los refugios de la incertidumbre
los atajos de la muerte venidera
los soliloquios amargos impostados
las animas espectrales perdidas
se aproximan al filo de la guadaña
intangibles holocaustos del dolor
olvidados en soledades inciertas
guarismos infernales en la palestra
un ente diabólico adorando a Belcebú
y ángeles armados de espadas afiladas
que se encaminan sin miedo al infierno
nueva batalla de moros y sionistas
donde sin duda perderá el más débil
metralla segando la vida de infelices
agonía de pupilas tristes e inocentes
que sobreviven a la indecencia de estados
que se alimentan del germen de la guerra
negocio de corruptos, impío y luctuoso
que alimenta los bolsillos de unos pocos
las bombas caen desde lo más alto
levantando esquirlas de carne y hueso
las imágenes en el televisor a todo color
negros cuervos urdiendo periodismo
voces insulsas que alimentan el conflicto
mientras a lo lejos revientan los cuerpos
vísceras de humanidad venida a menos
políticos que sacan beneficio del dolor
votos a cambio de despojos descompuestos
cadáveres construyendo montañas de dolor.
Entretanto la gente normal sigue su vida
olvidando que los muertos somos todos
pues nunca el dolor de la sucia guerra
debería sernos ajeno a pesar de la distancia.
A pesar de todo, las gaviotas sobrevuelan
el Mediterráneo, junto a la región de Gaza
los buitres, el mar Muerto en Cisjordania
y las palomas… ¿ dónde están las palomas?