Si al decir que apreciamos el planeta
la boca se nos queda pequeñita,
¿será que por tener la piel bonita
nos jugamos la vida a la ruleta?.
No hagamos de su faz una maqueta
donde hasta el pedregal se dinamita,
que si acaso el fervor recapacita
el caos no hallará ninguna meta.
Poco interesa el aire que inhalamos
por más que contamine los pulmones
mientras ajenos sigan los poderes.
Mañana Dios sabrá donde vayamos
si cubierta la piel de sabañones
nos castiga al no hacer bien los deberes.