Esa humilde sonrisa
que recuerdo
con cariño y tristeza…
besaban tus caricias
con esas manos llenas
de ternura y amor
y en tu paso cansado
perdonabas el tiempo
que tu huella,
lenta y frágil,
ha grabado en la tierra,
la que nos vio nacer.
Tu mirada perdida
escapando recuerdos,
tus manos de labranza,
tu piel ajada al sol,
tus palabras de ayer,
mis recuerdos de hoy
me abren el alma…
Trabajando la tierra
con la delicadeza
que se corta una flor,
así fueron tus días
y eternas madrugadas
donde el mirlo cantaba
sus ansias de volar
libre…
escapando de jaulas
Y me acabé rindiendo
a tu regazo tierno,
cuando dormía la tarde
en algún mes de enero…
con la humedad en las calles
que calaba los huesos
y el aire congelado
de las nieves de invierno
Por la noche el caldero
calentaba las piedras,
para darnos valor
de continuar viviendo
Todas esas memorias,
me abren el alma...
Con la casa pintada de azul
que recordaba el mar,
ese mar donde Pedro viajó
y ya nunca volvió…
Y hoy es este silencio
que grita en mi conciencia
el que llora tu ausencia,
acumulo recuerdos
de mis años perdidos
y al volver a vivirlos…
me abren el alma…