Nieva y tiemblan todos los recuerdos sal para mis ojos, cuencos de mimbre para la risa. Nieva y cientos de manos intentando arrancar las señales de stop que cortan la luz. Puntos suspensivos con cucharita de café con 6 para septiembre, sin julio y sin calma. Pero nieva. Porque quiero. Porque quise. Porque querré. Porque dejamos de jugar a perder. Amanece en la tinta y sus costuras y borra el camino desandado. Y nieva para alumbrar los países en los que quiero estar. Nieva y caen amantes conversos fuego para los versos, sedal de barro lleno de brisa. Nieva y miles de ojos pintando un lugar padres de niños que preguntan por qué con 6 para septiembre, sin julio y sin calma. Pero nieva. Porque amo. Porque amé. Porque amaré. Porque nos hartamos de doler. Recurre las multas, el alba a oscuras y despega la piedra, el pecho helado. Y nieva para enhebrar las nubes quiero escuchar. Nieva y caigo. Nieva y siento. Nieva y sonrío. Cuánto tiempo. Pensaba que ya no volverías.
**Publicado en Invítame a vivir, el 2 de diciembre de 2010.