Desconfío del tono compasivo
del que a posta practican los profetas,
cuando siendo a propósito unos jetas
no suena que se diga de recibo.
Si nada más olerlos los esquivo,
sabedor de que expertos en sus tretas
capaces son por conseguir sus metas,
de llevarme ante un juez por lo que escribo.
Porque negar me niego a comulgar
es un decir, con ruedas de molino,
mientras el beneficio en lontananza
se queda en un deseo, que a pensar
ante cualquier propósito me inclino,
mi percepción a comprender no alcanza.