Complicidad

Decían ser perseguidas por un monstruo; nadie les creyó.

Un día se les fue la pubertad, ya eran mujercitas, una de 16 y otra de 17; en el pueblo las llamaban brujas. Casi no hablaban con nadie, no miraban a los ojos, no sonreían. Vivían cerca del río, en una casona oscura y solitaria. En ese lugar nunca se recibían visitas, ni había fiestas, ni se escuchaba ruido al pasar, como si nadie habitara ahí, aunque era la morada de una familia numerosa.

Cierta tarde una de las hermanas entró al baño y momentos después salió gritando desnuda mientras abría la puerta y avanzaba hacia el río. Fue alcanzada por unos transeúntes mientras cubrían su cuerpo. No volvió a hablar; perdió la razón. Meses después sucedió lo mismo con la otra hermana. A ella la sacaron desmayada del Río. Ambas estuvieron durante años en un hospital psiquiátrico de Veracruz, hasta que fallecieron. Unos dijeron que en esa casa habitaba el diablo; otros murmuraban que leían libros de magia negra y eso les atrofió el cerebro; otros, que desde niñas estaban locas; algunos aseguraban que el demonio que las acosaba era el padre de las chicas y toda la familia estaba enterada de lo que sucedía, pero decidieron callar. Don Felipe, el patriarca de la familia, se colgó de un roble en el patio trasero de la casa años después del fallecimiento de sus hijas. La mansión cerró sus puertas.

La historia se hizo famosa en el municipio de Alvarado, donde algunos turistas aseguran que al pasar por la casona, se deja entrever el roble con los ramajes ennegrecidas y se escuchan los gritos de las hermanas muertas.

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Muy buenos como los demás

:kissing_heart::kissing_heart::kissing_heart::kissing_heart:Felices fiestas.