Como lágrima al río torrentoso
de la vida arrojada pasaré;
como un sueño olvidado y pretencioso
que se busca… hombre y sueño, ante el quinqué.
Como el breve aleteo donairoso
que una tormenta exime de su fe…
Pasaré, diminuto y silencioso,
como el humilde paso del minué.
Y olvidarán mi verso perezoso…
mis pequeñas bellezas, mi «porqué».
Y tú que me amas… te reirás.
Y olvidaré tus ojos, rostro hermoso,
y el porte y el vestido de moaré…
¿Te olvidaré…? ¡Oh…! ¿Me olvidarás?