Noche desgajada de fresco encanto,
que corona la tierra de cristales de llanto.
Noche de luces y destellos de fuego,
de rugidos potentes y canciones de trueno.
Noche del beso cómplice de la nube a la tierra,
donde vierte el misterio con lágrimas de vida.
Que surcan caminos de obreras silentes,
que siembran semillas buscando sustento.
Milagro naciente de tímidas raíces,
suspiran al cielo alzando sus brazos.
Atracción incesante de cálidos abrazos,
que yerguen verdor y coloridos vivientes.
Cuna de pureza de espejos escondidos,
que asoman virtudes corriendo en las fuentes.
Destilando frescuras, acogiendo vivientes,
que nutren la vida, con benévolos sustentos.
Calor que le besa y le roba el alma,
trascendiendo silente en danza celeste.
Vuelo de niñas jugando a la ronda,
esperando que el frío las desgaje de nuevo