He tatuado mis besos, persigo sueños desnudos,
lloro si no sé llorar.
Me preocupan otras cosas.
La música de la edad, incontinente y cercana…
Nirvanas y precipicios.
Letras que hieren al sol,
espuma que no recuerda si vivir es un oficio.
Mis balcones van buscando sombras para dibujar.
Participio permitido de quien elige colores.
Hoy acompaño a la brisa,
me siento una cornamusa, sin un acento especial…
Y el tiempo inexistido.
Cada pulsación del agua, hilos cosidos al vientre
de la tierra que la aguanta,
cada hoja amanecida que va buscando el lugar.
Rutas para sueños lentos.
Tengo las piedras marcadas,
un tahúr acostumbrado a perderse entre las nubes;
Regreso de los pasados a mirar hierbas crecidos
que el reloj no adivinó.
Así es que guardo la niebla y persigo a las estrellas…
Tengo la lengua callada,
he desempolvado el alma, negociada con vehemencia.
Escribo a tintas sin tregua.
Ojalá despierte incierto, sin convertirme en serpiente,
fermentado de verdad.
Sea rosa de los vientos, amo sin castillos de oros.
Alimento de mí mismo.
Después…me echaré a volar.
Era solo un espejismo…
Pedro…de momento. Mayo de 2023.