Abril ya me pide sombras…
Caronte se desespera al llegar a las esquinas,
han fregado por decreto
su perfume semental.
Rio con la solemnidad
del que pierde la batalla…
Luego, la gana de nuevo.
Este amigo negro y puro,
conjuro para las penas…
grita con el alma en vena,
recetando en sus horarios
la vida a pleno pulmón…
olvidando el calendario,
las fechas con aires lobos
consumidas de futuro…
se trata solo de andar.
Punto y coma.
Pausa y ritmo…
Mirar donde no se olvida.
La tristeza es olvidar los atajos,
huidos de aquellas flores
que decidieron partir.
Es difícil valorar el destino.
Recorrer el camino
sin preguntarte porqué;
el alma a veces,
hay que aparcarla
cuando no encuentras palabras…
Estoy paseando contigo,
invítame a un buen café.
Y le ofrezco el compromiso,
hasta que llegue la muerte…
de planear a su lado,
entender su abecedario,
disfrazarme en las salidas.
Cada mañana comienzo…
Voy contando las esquinas
y los arboles sin dueño…
Hemos ganado de nuevo
la necesidad diaria;
Poco antes de la diez,
chispean gotas gregarias.
Y en un café para dos,
unidos sin diferencias…
he acotado la conciencia,
he tocado la verdad…
me siento más animal,
libre por solemnidad…
Creo incluso que ya ladro.
Caronte, pan y paciencia…
Sonrisas a cuatro patas…
Llorar lo haré junto al mar,
al regreso de la luna…
Pedro…de momento…Cartas a Caronte, mi fiel amigo. Abril de 2005.